Vida después de la Vida (1)
Preceptos y Conceptos del Judaísmo
Por el Rabino Eliezer Shemtov
¿A dónde vamos cuando nos vamos?
Para poder contestar esta pregunta, hace falta
definir, primero, ¿qué somos? y ¿de dónde venimos?
En cuanto al origen del hombre, encontramos en
la Torá la siguiente descripción[1]:
“Y D-os creó al hombre, polvo de la tierra, e insufló en sus narices un alma de
vida, y el hombre se transformó en un ser vivo.” O sea, somos un compuesto de
alma y cuerpo. El cuerpo fue confeccionado de la tierra mientras que el alma,
la vitalidad, viene de la fuente de la vida, D-os.
En realidad, también la dimensión física del
hombre es una creación Divina que depende de D-os para su subsistencia. Es que
el cuerpo y toda la dimensión material de la existencia expresan la dimensión esencial
y oculta de D-os, mientras que el alma expresa Su dimensión revelada.
Estructura
del alma
El alma se compone de diez poderes
específicos, se motiva por dos poderes “globales” y se expresa por medio de
tres “vestimentas”.
Los diez poderes se componen de tres poderes
intelectuales y siete de interacción.
Las tres facultades intelectuales son Jojmá, Bina y Daat, cuyas siglas forman la palabra “Jabad”. Jojmá es la facultad creativa, Biná
es la facultad analítica y Daat es la
cognitiva, puente entre el intelecto y las emociones.
Las siete de interacción son: Jésed, bondad; Guevurá, severidad; Tiféret,
misericordia; Nétzaj, persistencia; Hod, sumisión; Iesod, conexión; Maljut,
comunicación.
Las tres vestimentas por medio de las cuales
el alma se expresa son el pensamiento el habla y la acción.
Los dos poderes globales que son los “motores”
tanto del intelecto como de las emociones son Ratzón, voluntad y Taanug,
placer.
No es este el lugar para explayarse sobre el
tema. Quise simplemente dar la descripción básica de los componentes del alma.
Es durante el actual período del año, las
siete semanas entre Pésaj y Shavuot que trabajamos los siete poderes de
interacción, dedicando una semana a cada uno de ellos.
Por más detalles, véase: www.jabad.org.uy/672664
Dos
almas
En su libro fundacional de la filosofía de
Jabad, el Rabí Schneur Zalman señala que en realidad poseemos dos almas, la una
“animal” y la segunda “Divina”. O sea, debemos lidiar con un conflicto
constante entre dos instintos, el uno que busca lo que buscan los animales,
comer, beber, dormir y procrearse y el otro que busca conectarse no sólo con lo
espiritual, sino con su esencia y origen, con D-os. El alma Divina proviene de
“arriba” y aspira volver hacia arriba, mientras que el alma animal proviene de
“abajo” y aspira reconectarse con lo de abajo, con los placeres terrenales.
La misión por la cual nacimos es para dominar
a nuestros instintos animales, canalizar y sublimarlos y descubrir y dar
expresión a la dimensión Divina inherente en cada pensamiento, palabra y acción
que se nos toca realizar.
Una vez cumplida la misión, el alma se libera
de su continente físico y vuelve a su origen, al mundo espiritual, en un estado
más elevado que del cual proviene.
Paraíso
e Infierno
Pero, ¿a dónde va?
Depende.
El alma, al separarse del cuerpo, vuelve al
mundo de la verdad. Percibe la realidad con claridad, sin la distorsión del
cuerpo y el alma animal. Si vivió su vida de acuerdo al mandato Divino, siente
una gran satisfacción y placer. Si vivió una vida ignorando su misión y
siguiendo los instintos de su alma animal, se siente arrepentido, pero
frustrado por la impotencia, sin poder hacer nada al respecto. A la primera
condición la llamamos “paraíso” y a la segunda, “infierno”. Son condiciones
producto de nuestro comportamiento durante la vida.
En general la estadía en el infierno es por un
período limitado, luego del cual el alma, purificada, entra al paraíso.
Una de las funciones del Kadish es
precisamente alivianar la experiencia para el alma en ese período.
Resurrección
de los muertos
Uno de los fundamentos de la fe judía,
incluido también en los Trece Fundamentos de la Fe Judía articulados por
Maimónides, es la fe en la eventual resurrección física de los muertos.
Las fuentes primarias que hablan y aluden a la
resurrección están en la propia Biblia[2].
La razón que las enseñanzas jasídicas y
kabalísticas dan por la importancia de la resurrección es que la manifestación
máxima de lo Divino está en el plano físico y no en el espiritual. Es con la
resurrección física de lo muertos que el mundo llegará a su perfección y la
relación entre el hombre y D-os llegará a su máxima expresión.
¿Será posible que los muertos revivan? Encontramos
en el Talmud[3] muchas discusiones al
respecto. He aquí una muestra:
Le preguntó la reina Cleopatra a Rabí Meir:
sabemos que los muertos se van a resucitar, pero ¿se levantarán desnudos o
vestidos? Contestó Rabí Meir: podemos deducir la respuesta del trigo. Si el
trigo que se entierra desnuda, sale con varios ropajes, los justos que se entierran
con su ropa, por supuesto que se levantarán con ropajes.
Le dijo César a Raban Gamliel: Uds. dicen que
los muertos se resucitarán. Pero, ¿cómo puede ser, si son nada más que polvo?
¿Acaso el polvo se revive? Dijo su hija, déjalo y yo te respondo. Hay dos
artesanos en nuestra ciudad, uno crea artesanía del agua y el otro la crea de
la tierra. ¿Cuál de los dos es superior? Le contestó César: el que crea del
agua. Respondió la hija: si puede crear del agua, ¿no es obvio que puede crear
de la tierra?
Dijo aquel hereje a Gueviha ben Pesisa: qué
pena que uds. dicen que los muertos revivirán. Si los que viven (eventualmente)
mueren, ¿vivirán los que mueren? A lo que respondió: qué pena que dicen que los
muertos no revivirán. Si los que nunca existieron (nacen y) viven; por supuesto
que los que ya existieron pueden volver a existir.
Reencarnación
Cada alma tiene una misión específica que debe
cumplir en la tierra y a veces se la manda de vuelta a la tierra, dándole así
nuevas oportunidades para cumplir con ella. A veces el alma vuelve vestida en una
planta o en un animal, dependiendo, en ese caso, de otros para ser utilizado de
tal manera que la ayude a alcanzar su perfección espiritual.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario