Una lección de la población Ecuatoguineana
Por Bentzy Shemtov
Estoy en el avión regresando de mi visita a Guinea Ecuatorial. Estuve en Malabo por una semana preparando y dirigiendo lo que posiblemente fue el primer Seder comunitario en la historia de esa isla.
De las muchas cosas que vi y aprendí durante esta semana una de ellas me impresionó mucho: el 80% de la población Ecuatoguineana vive sin agua corriente en sus casas y el 65% sin electricidad.
Más aun me impresionó cuando visité sus ciudades y hablé con la gente y aunque les gustaría ver cambios en el gobierno, en la infraestructura etc. parece que viven bien. Prácticamente no hay crimen, la gente es amable y respetuosa y tiene una unión familiar muy especial.
Me impresionó porque me mostró que el ser humano puede estar contento con mucho menos de lo que nosotros, habitantes de países desarrollados, nos hemos acostumbrado a "necesitar".
Ojo, no digo que el ser humano del siglo veintiuno, viva sin acceso a agua corriente en su casa y sin poder prender una lampara; creo que deben tenerlo y espero que pronto cada persona en nuestro planeta pueda beneficiarse de dichos recursos básicos. Lo que estuve reflexionando es sobre cuánto de lo que nosotros tenemos realmente no necesitamos y quizá si no lo necesitamos… hasta nos hace daño e interfiere con nuestro poder de expresarnos como seres humanos sanos.
Quizás es lo que quiso decir Einstein cuando dijo: hay más afinación en una gota de agua que en todo lo que el hombre jamás haya creado.
Una confesión: El hecho que estoy ahora reflexionando sobre este tema es probablemente gracias a que estoy en un avión sin conexión a internet y sin posibilidad de hablar por teléfono ni moverme mucho. ¿No les parece bastante triste que tenga que estar viajando a 800 km/h y a 11.000 metros de altura para poder reflexionar sobre algo tan básico? A mi, si.
Vivimos en un mundo cambiante, en un mundo donde la ciencia y la tecnología se mueven a pasos agigantados todos los días. Es una bendición, sin duda, pero cada bendición viene con un asterisco.
En el Tania dice que este mundo es una mezcla del bien y el mal, no hay nada en este mundo que sea completamente bueno (aparte de la Torá). Tenemos que poder darnos cuenta cuándo estamos usando los avances tecnológicos y cuándo nos están usando ellos a nosotros.
Cuándo los estamos usando y cuándo los estamos abusando.
Cuándo los estamos usando y cuándo los estamos abusando.
¿Entonces, qué hacemos? Por un lado estas herramientas nos ayudan mucho pero por otro lado parece que a veces nos hacen un deservicio. Mi sugerencia personal: No cortar por completo el uso de aquellas cosas que nos acostumbramos a depender de ellas (y no estoy hablando en un caso de adicción, ahí, sí, probablemente la única manera de solucionarlo es desconexión total), sino, reducir el uso a tiempos y por tiempos específicos, mostrándonos a nosotros mismos que no es una necesidad, sino una comodidad, una herramienta.
Quizás eso sea uno de los regalos que es el Shabat...
Gracias pueblo Ecuatoguineano por esta enseñanza tan humana.
bentzy@rambamdiario.com
Originalmente publicado en el Semanario Hebreo. Montevideo 3/5/12.
bentzy@rambamdiario.com
Originalmente publicado en el Semanario Hebreo. Montevideo 3/5/12.
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