El Pueblo de Israel es mandado a contribuir, cada uno, con medio shekel de plata para el Santuario. También son dadas las instrucciones para construir el Kior, una gran vasija de agua para el Santuario, junto con el aceite de unción y el incienso. Los artesanos “sabios de corazón” Betzalel y Ahaliav son puestos a cargo de la construcción del Santuario; el pueblo es mandado nuevamente a observar el Shabat.
Cuando Moshe no vuelve en el momento esperado del Monte Sinaí, la gente hace un Becerro de Oro y lo adora. Di-s se propone destruir a la nación errante de Israel, pero Moshe intercede por ellos. Moshe desciende del monte cargando las Tablas del Testimonio grabadas con los Diez Mandamientos; viendo a la gente bailar alrededor de su ídolo, rompe las Tablas, destruye el Becerro de Oro y manda a matar a los principales líderes de la revuelta contra Di-s. Luego vuelve hacia Di-s y dice: “Si no los perdonas, bórrame de Tu libro que has escrito.”
Di-s perdona, pero dice que los efectos del pecado serán sentidos por muchas generaciones. Primero, Di-s propone mandar Su ángel junto a la gente para guiarlos, pero Moshe insiste que Di-s Mismo los acompañe hasta la Tierra Prometida.
Moshe prepara un nuevo juego de tablas y sube la montaña una vez más, donde Di-s reinscribe el pacto en estas Segundas Tablas. En la montaña, Moshe es agraciado con la visión de los Trece Atributos de Misericordia Divinos. Tan radiante es el rostro de Moshe a su regreso del monte, que debe cubrírselo con un velo, que se retira sólo cuando habla con Di-s y para enseñarle la ley al pueblo. |
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