miércoles, 27 de febrero de 2013

Actitudes



Actitudes

Por el rabino Eliezer Shemtov

Hay una idea generalizada que según el judaísmo, mientras cumples con los “rituales”, no importa tu actitud para con el prójimo. “No importa que seas un animal en los negocios, mientras seas un ángel en la sinagoga,” opina esta escuela de pensamiento.

No hay nada más lejos de la verdad.

Según nuestros sabios[1], Dérej Eretz Kodmá Latorá, o sea, los buenos modales vienen antes de la sabiduría.

Cuanto más “religioso” es uno, tanto más exigente debe ser consigo en cuanto a su comportamiento para con el prójimo.  

“El que la gente es agradada por él, D-os es agradado por él,” dicen nuestros sabios[2] como regla general.

Veamos algunas de las actitudes que el judaísmo nos exige en cuanto al comportamiento para con el prójimo:

El enojo

“El que se enoja es como si adorara ídolos,” declaran nuestros sabios[3].

“No hay que enojarse con alguien sin avisarle por qué.[4]

El agradecimiento

Uno de los valores importantes y a menudo difícil de cumplir es Hakarat Hatov, o el reconocimiento del bien recibido de otro.

Veamos hasta qué punto llega esa sensibilidad. Las primeras tres plagas fueron activadas por medio de Aharón, hermano de Moshé, a diferencia de las demás que fueron activadas o por medio de Moshé o por medio de ambos. La razón por la cual Moshé no participó en la activación de las tres primeras plagas, sangre, ranas y piojos, es porque él había obtenido protección del Nilo cuando su madre lo colocó allí en una canasta y la tierra lo protegió cuando enterró al egipcio que estaba atacando a uno de los esclavos injustamente[5]. No correspondía pegar a aquellos que le salvaron la vida por más que se trataba de agua y tierra, seres inconscientes. Mucho más es así cuando uno obtuvo un beneficio de un ser humano, poseedor de libre albedrío y sentimientos.

La sonrisa

Recibe a toda persona con buena cara[6].

Inclusive, hay que esforzarse por ser el que inicia el saludo[7].

La dignidad

Una de los valores importantes en el judaísmo es cuidar el honor del prójimo.

“Debes valorar el honor de tu prójimo igual que el tuyo,” dicen nuestros sabios en Pirkei Avot[8].

A tal punto es valorado esto en el judaísmo que nuestros sabios nos dicen[9] que aquel que se honra con la humillación de su prójimo, no tiene lugar en el mundo venidero…

Una de las señales de que uno es sabio es que no interrumpe a su amigo mientras habla[10]. Escucha hasta el final y piensa su respuesta antes de responder[11].

La obligación de proteger la confidencialidad de lo que alguien te dice en confianza implica no repetirlo hasta que no te lo autoriza expresamente.

La honestidad intelectual

“El que dice algo en nombre de su autor, trae redención al mundo.”[12] La prueba está en la historia de Purim. Fue gracias a que Esther le comentó al rey Ajashverosh - en nombre de su fuente, Mordejai - sobre el complot en contra de él, que eventualmente se dio vuelta la historia al darse cuenta el rey de que no se lo había recompensado.

Dar reconocimiento a la fuente de sabiduría de uno no es señal de debilidad, sino de inteligencia y de integridad.

Otra señal de la honestidad intelectual es saber decir “no sé”. El gran comentarista bíblico, Rashi, en unas cuantas oportunidades dice que no sabe el significado de tal o cual versículo. No hace caso omiso de su ignorancia al respecto.

La generosidad

La generosidad no se mide simplemente por la cantidad que uno da, sino también y principalmente por la actitud que acompaña la donación.

Cuentan de uno que tenía un dolor en el corazón. Cuando llegó el médico le agarró la mano para ver el pulso.

“Doctor, no me duele la mano, me duele el corazón,” dijo el hombre. “¿Por qué me está revisando la mano?”

“Lo que sucede es que puedo saber qué pasa en tu corazón al ver qué pasa con tu mano…” aclaró el médico.  

El Talmud señala[13] que el que da una moneda al pobre merece seis bendiciones, mientras que el que lo aplaca con palabras merece once bendiciones. Vemos aquí el valor de la actitud además de las acciones.

Los celos

En cuanto a la envidia encontramos dos fuentes talmúdicas que parecen contradecirse.

Por un lado dice[14] que “la envidia – como también el odio y el afán por el placer – eliminan al hombre del mundo”.

Por otro lado encontramos[15] que “la envidia entre sabios aumenta la sabiduría”.

De hecho, hay dos tipos de envidia. La envidia constructiva es la que admira los logros del otro y moviliza a tratar de emular y hasta superarlo. Es la así llamada “competencia sana”.

La envidia destructiva es la que mira al otro de reojo y no soporta el hecho de que el otro tenga lo que tiene. No aspira a tener lo que tiene el otro, aspira a que el otro no tenga lo que tiene.

Cuentan de un carnicero que vino a consultar con el Rabino por una duda relacionada con la Kashrut de un animal recién faenado. El Rabino analizó el tema y llegó a la conclusión de que no era Kasher. Esto implicó una importante pérdida para el carnicero, pero lo aceptó respetuosamente.

Unos días después tuvo un pleito con un amigo y vinieron ante el rabino para que les resolviera la disputa. El Rabino falló a favor del amigo. El carnicero se enojó y empezó a insultar al Rabino.

Cuando finalmente se fueron, los alumnos que estaban presentes en ambos casos le preguntaron al Rabino a qué se debía que en el primer caso, cuando la pérdida fue muy significativa, aceptó el fallo sin problema, mientras que en el segundo caso, en el cual la pérdida era mucho menor, se enojó.

“Es muy sencillo,” dijo el Rabino. “No le molestó el hecho de que perdió; le molestó el hecho de que el otro ganó…”

Nuestros sabios resumen el tema de la envidia de la siguiente manera. En cuanto a los logros materiales, uno debe mirar a quien tiene menos y estar satisfecho con lo que tiene; en cuanto a los logros espirituales, debe mirar a quien tiene más y aspirar a superarse.

Dar consejos

Hay que tener mucho cuidado cuando alguien viene a pedirte un consejo para asegurar que el consejo tome en cuenta únicamente el beneficio del otro y no el de uno[16]. En caso de que haya conflicto de intereses, debe recusarse.

Lo mencionado arriba es nada más que una muestra. Un buen lugar para empezar a conocer la visión judía de las actitudes es en el primer libro del Mishné Torá de Maimónides, Hiljot Deot.

Estimado lector: La semana que viene completaremos, S.D.Q., el primer centenar de artículos de esta serie. Para seguirla, necesito sugerencias de temas de Ud., querido lector. Por favor enviarlas a rabino.shemtov@jabad.org.uy.



[1] Vaikrá Rabá, 9:3
[2] Avot, 3:1
[3] Rambam, Deot, 2:3
[4] Ialkut, Behaalotejá 739
[5] Rashi, Exodo 7:19, 8:12.
[6] Avot, 1:15
[7] Avot, 4:15
[8] Avot, 2:13
[9] Ierushalmi, Jaguigá, 2:1
[10] Avot, 5:7
[11] ibid
[12] Avot, 6:6
[13] Bava Batra, 9b
[14] Avot, 4:21
[15] Bava Batra, 21a
[16] Levítico, 19:14. Rashi, ibid


Originalmente publicado en el Semanario Hebreo

2 comentarios:

  1. Estimado Rabino,
    Me gustaría aprender mas sobre las mitzvót que cada individuo debe saber y aprender de ellas?

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    1. Puede ver más acerca de las mitzvot acá: http://www.jabad.org.uy/templates/articlecco_cdo/aid/1537739/jewish/Preceptos-y-Conceptos.htm

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