¡Feliz Cumpleaños, Mundo!
Unas reflexiones
sobre el rol cósmico del hombre.
- Eliezer Shemtov
Según la observación atribuida al Dr. Jonás
Salk, “si todos los insectos desapareciesen del planeta, toda vida cesaría en
menos de cincuenta años. En cambio si todo ser humano desapareciese del
planeta, todas las formas de vida florecerían”.
¿Qué le faltaría al universo si el hombre no
existiese?
El miércoles pasado el pueblo judío celebró Rosh Hashaná (lit., “Cabeza del
Año”), aniversario de la creación del universo hace 5.772 años. Más
específicamente conmemora el sexto día de la creación, el día en el cual el
hombre fue creado.
Más allá de
celebrar algo del pasado, Rosh Hashaná nos transmite una enseñanza que sirve
para mejorar la calidad de vida de todo ser humano también en la actualidad.
Después de todo, se trata del cumpleaños de la humanidad en general de la cual
todos somos parte.
Veamos
algunas de sus enseñanzas.
Para
empezar, Rosh Hashaná nos hace pensar en un pequeño detalle que tiene
ramificaciones infinitas: somos seres creados.
No somos accidentes cósmicos ni biológicos; fuimos creados intencionalmente para
cumplir con una misión. Nuestra existencia general y particular tiene una razón
de ser.
La razón de
ser y el objetivo de nuestra existencia es – antes que nada - reconocer el hecho que tenemos un
propósito; que tenemos no sólo derechos inalienables, sino también responsabilidades
ineludibles. Podemos optar por cumplir o no con nuestro propósito de vida (y
sufrir las consecuencias de nuestras decisiones), pero no depende de nosotros
determinar si tenemos o no un propósito. Podemos optar por buscar el propósito
o negar su existencia; no cambiará el hecho de su existencia.
Rosh
Hashaná conmemora la creación del hombre que, a diferencia de los animales, fue
creado solitario. Esto nos recuerda que no sólo yo y mis amigos fuimos creados
a Su imagen y semejanza, sino que también mis vecinos - y hasta, inclusive, mis
enemigos - lo fueron. Somos todos
descendientes del mismo hombre original. Nadie proviene de un origen superior
al del otro.
También:
alcanza con un solo hombre para dar sentido al universo entero y cada individuo
importa.
Rosh
Hashaná, aniversario de la creación
del hombre y no simplemente de su aparición, me recuerda que debo preguntarme
“¿para qué me necesitan?” y no sólo “¿qué es lo que yo necesito?”.
El Dr.
Víctor Frankl, autor de “El hombre en busca de sentido”, lo expresó muy
elocuentemente: La Estatua
de Libertad ubicada en la costa oriental de los EEUU debería ser equilibrada
por una Estatua de Responsabilidad en su costa occidental.
¿Qué nos
enseña el hecho de conmemorar el aniversario de la Creación el sexto día,
día en el cual el hombre fue creado, y no el primer día de toda la creación?
La
respuesta que dan los místicos judíos es que sin el hombre el mundo no es “funcional”.
¿Por qué es
el hombre tan importante? ¿Qué le faltaría al universo si el hombre no
existiese?
Sentido.
Si bien la vida
biológica florecería sin el hombre, ¿cuál sería su propósito?
Es el hombre, con
su libre albedrío y capacidad de discernir entre el bien y el mal quién al
optar por hacer el bien eleva el mundo a un plano espiritual mayor y al optar
por hacer el mal lo baja a un nivel espiritual inferior.
Claro está que
para poder determinar si algo sube o baja, avanza o retrocede, hace falta un
punto de referencia absoluto. Como lo dijera Arquímedes: “Dame un punto fijo y
moveré el mundo”. Lo dijo, por supuesto, en el contexto de la mecánica para
explicar el concepto de la palanca; yo lo quiero aplicar aquí en el contexto de
la ética. Podemos progresar sólo cuando sepamos para dónde queda “adelante” y
para dónde “atrás”.
¿Es el hombre
capaz de resolver este dilema sólo? ¿Puede el hombre definir el bien y el mal,
más allá de “me conviene” y “no me conviene”? No hace falta ir muy lejos en la
historia para ver que el hombre librado a la merced de sus recursos y criterios
personales puede llegar a cualquier
conclusión. No hace tantas décadas fuimos testigos de una sociedad muy avanzada
en todas las áreas del desarrollo humano – incluyendo la ética (!) – que fue
capaz de matar premeditada, sistemática y eficientemente a millones de seres
humanos totalmente inocentes a sangre fría. Cabe
destacar que simultáneamente tenían organizaciones que se preocupaban por proteger
los derechos de los animales….
Su
comportamiento no fue inhumano. El intelecto humano fue y es capaz también de
eso. No hay nada científico que diga
que cada ser humano tiene derecho a la vida o a la propiedad. Los derechos
humanos, en muchas sociedades, son nada más que convenciones creadas por el
hombre. Si fue el hombre quien otorgó los derechos, ¿por qué no los podrá
rescindir?
Rosh
Hashaná nos enseña que los derechos humanos no son meramente convenciones
humanas sujetas al voto popular; los derechos humanos son imposiciones Divinas,
como también las son las responsabilidades humanas.
Sé que
muchos me señalarán los abusos perpetrados a lo largo de la historia en nombre
de la religión. Mi respuesta es que hay que juzgar las cosas en base a su
propio mérito y no en base a quienes las interpretan y/o aplican
equivocadamente. Hay que saber distinguir entre el mensajero y el mensaje.
Hay quienes
creen en un D-os creado a su imagen y semejanza y tratan de imponerlo a los
demás. Rosh Hashaná nos motiva a buscar al D-os quien nos creó a todos nosotros
a Su imagen y semejanza y descubrir el por qué y para qué lo hizo.
Lo invito a
acompañarme.
El Rabino Eliezer Shemtov es guía espiritual y
director general de Beit Jabad Uruguay.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario