A veces, aunque uno no haya pecado, el mero hecho de querer pecar lo inquieta. "¿Cómo se me pueden ocurrir semejantes deseos tan bajos?" piensa. "¿Qué clase de persona soy, entonces?". Estos pensamientos pueden desanimar a cualquiera.
En este capítulo veremos que las ganas de pecar no sólo no debe ser motivo de depresión, sino todo lo contrario: debería ser causa de gran motivación. La depresión en este caso no es consecuencia de la religiosidad, sino de la arrogancia.
Hay dos tipos de manjares: dulces y picantes. Del mismo modo hay dos maneras de agradar a D-os: siendo perfecto y luchando para superar los desperfectos personales. El objetivo en la vida es cumplir con lo que D-os quiere de uno y no distraerse por la misión del otro....
Clase con el Rabino Eliezer Shemtov
En este capítulo veremos que las ganas de pecar no sólo no debe ser motivo de depresión, sino todo lo contrario: debería ser causa de gran motivación. La depresión en este caso no es consecuencia de la religiosidad, sino de la arrogancia.
Hay dos tipos de manjares: dulces y picantes. Del mismo modo hay dos maneras de agradar a D-os: siendo perfecto y luchando para superar los desperfectos personales. El objetivo en la vida es cumplir con lo que D-os quiere de uno y no distraerse por la misión del otro....
Clase con el Rabino Eliezer Shemtov
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